lunes, 11 de junio de 2018

Ubicarse históricamente ...


            El maestro Felipe Rivas Mendo, siempre comparte la siguiente anécdota, que en este caso es tomada del libro "De profesión titiritero" de Bertha de León:

Felipe Rivas Mendo andaba buscando a alguien que pudiera enseñarle más acerca de los títeres, alguien que lo encaminara. Preguntó y preguntó, hasta que finalmente obtuvo una respuesta: Don Manuel Beltroy Vera, maestro universitario y guía de intelectuales y artistas por vocación, era el indicado.
Enterado del lugar y la hora en que llegaba el profesor a dictar su cátedra en la Universidad
Manuel Beltroy Vera
Nacional Mayor de San Marcos, allí estuvo Felipe puntualmente. Poco después vio bajar de su auto  a un hombre mayor, de aspecto refinado, delgado, bien acicalado, un esbozo de José María Eguren conminado con algo de Carlitos Chaplín; era don Manuel Beltroy. DE inmediato lo asedió una tuba de alumnos que impidió  que Rivas Mendo se acercara.

Pacientemente, Felipe esperó a que se disipara el corrillo de jóvenes que peguntaban y a quienes don Manuel cortésmente les contestaba. Entonces se dirigió a él:
- Doctor Beltroy, necesito formarme como titiritero y me han informado que usted puede orientarme.
-No es usted universitario, ¿no?
- No, maestro.
- ¿Qué edad tiene?
- Dieciocho años, maestro.
- ¿Sabe quién fue Ño Valdivieso?
- No,  maestro.
- ¿Quién fue Amadeo de la Torre?
- No, maestro.
- Mire, si quiere hacer títeres, primero tiene que averiguar quienes fueron estos ilustres antecesores. Necesita estar ubicado históricamente. 
Felipe quedó desconcertado con esta respuesta, pero atinó a ir a la Biblioteca Nacional a sumergirse en las historias y los quehaceres de las personas mencionadas. Hurgó en "Una Lima que se va" de don José Gálvez; en las "Tradiciones Peruanas" de don Ricardo Palma, y así durante algunos meses. Cuando finalmente creyó estar enterado de los requerimientos de don Manuel, volvió  para contarle sus adelantos. Lo esperaba otra pregunta:
-¿Tiene taller para trabajar? Porque si no lo tiene, venga a mi casa, donde podrá hacerlo
con tranquilidad.
Felipe tenía un buen lugar en la casa de sus abuelos, Felipe y Carmen de Mendo. No aceptó el ofrecimiento, pero visitó muchas veces la casa de don Manuel en la avenida Tacna de Barraco. Así se enteró de su actitud protectora con otros artistas, escritores y poetas, a quienes les ofrecía desinteresadamente su casa y hasta alimentación.
También supo que las horas libres que le dejaba la universidad las dedicaba a crear instituciones  y entidades culturales que pudieran arrojar nuevas luces a la juventud con estímulos para escritores, teatristas y otros.
Don Manuel habría traído desde Argentina al titiritero Armando Menedín, un hombre de edad mediana, conversador y muy ameno. Lo alojó en su casa y trabajaron arduamente en lo que sería la primera escuela de arte dramático, una creación suya con el nombre de "Teatro del Pueblo". Además, formó un elenco de teatro de títeres con el nombre de "Títeres de Arte".


           Mucha razón tenía el maestro Beltroy, por ello a partir de ahora y de a pocos compartiremos algunos textos y documentos sobre aquellos que antes recorrieron y afirmaron el camino que ahora transitamos. Algunos serán pequeños  e imprecisos otros más extenso y quizá hasta detallados, pero igual todos son valioso retazos, de los pocos que se pueden encontrar, de nuestra extensa y rica pero no registrada historia.




Felipe Rivas Mendo en sus inicios



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