viernes, 19 de septiembre de 2008

El Público del Teatro de Títeres

y ya que por estos días se está hablando bastante sobre los títeres para adultos, un artículo al respecto ...
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El Público del Teatro de Títeres

“¿El público del teatro de títeres? …Obvio…¡los niños!, he aquí otra de las ideas equivocadas que debemos erradicar, una más…”.
He de confesar que yo mismo tenía esta idea aún en mis inicios de titiritero, entonces ya mayor y sumido en la ignorancia me avergonzaba de ir a ver Títeres por sólo querer hacerlo y para evitar la incómoda posición de ser el grandote viendo muñequitos buscaba al niño del barrio que no tuviera que hacer para llevarlo al Teatro y así pasar yo desapercibido, pues en una función de Títeres el adulto lleva al niño pero un adulto sólo ¿qué hace allí????.
Afortunadamente en los últimos años la labor de algunos grupos locales que orientan su trabajo hacia los adultos empieza a crear una nueva imagen al respecto, sin embargo los Títeres para adultos no inician aquí, vienen de muy atrás, cientos, miles de años, cuando los Títeres empiezan a materializarse en las manos del hombre. En sus orígenes los Títeres no eran precisamente un espectáculo para niños, todo lo contrario, estaban vinculados a la tradición mágico ritual religiosa de los pueblos, trataban temas trascendentales, explicaciones del mundo, historias sagradas, lecciones morales que no sólo por los contenidos sino también por las formas cautivaban a sus espectadores; imaginemos al hombre de hace cientos de años que desconoce y ni en sus sueños más descabellados podría imaginar la existencia del cine, la televisión, las computadoras, la radio, la imprenta; ese hombre inocente, de mirada limpia aun, capaz de ver lo maravilloso de un atardecer, de la lluvia, de el vuelo de las aves o el germinar de las plantas, imaginemos la impresión que causaría en él un objeto que se mueve, que habla, que cobra vida y muere ante sus ojos…
Pero no sólo se ocuparon de asuntos sagrados, pasaron también a los mundanos y transgresores, surgieron corrientes populares que se apropiaron de los Títeres y que con total legitimidad los hicieron portavoces de la visión del mundo de la gente común, de sus sentires, amores, miedos, dolores y rabias convirtiéndolos en personajes rebeldes, inconformes, discrepantes frontales y por tanto incómodos cuestionadores del status quo, del orden que oprime y reprime… cosechando mala fama, ganándose repudio, expulsión, cárcel, persecución y así como algunos moraban en los templos, otros se abrieron a cachiporrazos un espacio en las calles, en los márgenes de la sociedad, haciendo del humor y la sátira sus principales armas echando mano de la violencia física y verbal en escena, la grosería, lo grotesco, el sexo y cuanto recurso les fuera útil para burlarse, para desafiar, para cuestionar aquello de lo que hay que burlarse, a lo que hay que cuestionar y desafiar…
“ En el antiguo Ceilán (Sri Lanka) el héroe popular se llamaba Ranguin, cuyo particular carácter se había ido forjando a través de las sucesivas colonizaciones por la India, Portugal e Inglaterra…En una descripción fragmentaria hecha por un tal Mr. Jacliot y recogida por Jacques Chesnais en su “Histoire Generale des Marionettes", el tal Jacliot relata lo siguiente, “este peculiar personaje –refiriéndose a Ranguin- es la representación en la tierra de todos los pecados y defectos imaginables. Es promiscuo, irreverente e irrespetuoso con las autoridades y con las buenas costumbres europeas (lease de los invasores).Tras un prólogo en el que este personaje declaraba que cada uno está en éste mundo para divertirse a su manera y que para él no había nada como los placeres del amor y que no conocía nada mejor que poseer a las mujeres ya sea por seducción o por la fuerza, comenzaba la representación propiamente dicha. Una joven y bella institutriz inglesa tocada con una pamela verde, pasea plácidamente por la campiña. Ranguin la aborda, ella se resiste a sus devaneos y entonces el lascivo pícaro la viola. A continuación llega la discípula buscando a su maestra y corre la misma suerte. Lo mismo ocurre con su madre que entra en escena llamando a gritos a su hija y cae víctima de Ranguin. Por fin aparece el padre, un viejo Lord de aire respetable y largas patillas, preocupado por la suerte de su familia, Ranguin se arroja sobre él y…en ese momento- dice Jacliot- me marché‿. Aunque nosotros nos imaginamos lo que sucedió‿. (1)
Cientos de años titiriteros condujeron así su arte pudiendo caer también en excesos, con diferente aceptación según sea la cultura en la que discurran, en occidente ganaron fama de aventureros indeseables llegando inclusive a emitirse disposiciones legales que prohibían sus representaciones y su ingreso a los pueblos:
“No ver en los Titiriteros sino a infelices que mendigan pan, pero a los cuales, por ley de buena administración, es necesario alejarlos" (2)
No podemos imaginar que con semejante reputación fueran los artistas de los niños.Pero los Títeres inquietos como son no se conformaron con apropiarse de templos y calles, tomaron también los cafés y teatros, espacios de intelectuales y artistas de renombre que embelesados sucumbieron ante su magia. Sin límites en su travesía se infiltraron también en palacios y casas de nobles señores; y en todos estos lados no estaban destinados necesariamente a los niños.
Y ¿por qué pensar entonces que con cientos de años de historia los Títeres habrían nacido sólo para los niños? , menos aún dadas las condiciones en las que han sido ubicados en la sociedad, veamos nada más a los niños de hoy tan desatendidos en sus necesidades básicas y peor si se trata del arte y la cultura, una necesidad también básica pero relegada al último plano o ignorada totalmente; ahora veamos al niño del pasado cuando ni siquiera era considerado como categoría social, no más que un adulto en pequeño y por tanto no merecedor de producción cultural orientada hacia él según sus características particulares, entonces casi no se hacía títeres para niños como tampoco se les asignaba un lugar en las otras artes, es recién en los últimos siglos que se empieza a dar el lugar que se merecen los niños y desde luego que se convierten en predilectos espectadores de los Títeres cobrando mucha fuerza y surgiendo compañías que se dedican exclusivamente hacia el pequeño público que complacido permite que los títeres ingresen además a otros espacios que le son propios como la escuela, un campo muy propicio para germinar y florecer.
Mientras sucede esto los adultos de algunos lugares, van siendo ganados por otras formas de esparcimiento audiovisual, sus ojos ya no tan limpios, ya gastados, ya cansados, no son capaces de ver lo que antes podían y se alejan de los Títeres, contribuye a ello las terribles condiciones con que se cuenta para la práctica del arte que llevan a los titiriteros a menguar en cantidad y en producción, la escasez de público hace escasear a los titiriteros y la escasez de los titiriteros hace escasear al público, entrando en un círculo vicioso que hoy aquí vivimos y sufrimos; ahora, esto no ha sido así en todo el mundo, hay países en donde se conserva vigorosa la tradición y el público adulto consume y disfruta de los Títeres.
En nuestro país se ha hecho Títeres para adultos hace mucho tiempo, las compañías extranjeras que antaño nos visitaban en épicas giras traían espectáculos para adultos o para ser disfrutados por todo público, nuestros titiriteros históricos Ño Valdivieso y Amadeo de La Torre tenían en la sátira social y política su principal accionar; los titiriteros de las fiestas patronales, ya desaparecidos, recreaban danzas y costumbres del gusto de toda la concurrencia, los aun vigentes Kusi Kusi y Felipe Rivas Mendo tampoco descuidaron a los adultos, los primeros montaron “El sueño del Pongo" basada en el cuento de José María Arguedas y el segundo hizo"La caperucita roja roja roja" roja por su vestimenta, roja por su orientación política y roja por su erotismo, y a inicios de este año el mismo Felipe dirigió “Pantaleón y las visitadoras" en una versión para Títeres de la nada infantil novela de Mario Vargas Llosa, por citar algunas experiencias de éste corte que definitivamente no han sido las únicas. Mención aparte merece el trabajo de “Concolorcorvo", “Infinito por ciento" y más recientemente “Pepito Ron" que en los últimos años mantienen actividad constante para público adulto, teniendo como punto cumbre de esta reciente y auspiciosa etapa de los Títeres peruanos la Bienal Internacional de Títeres para Adultos, se ha abierto un camino muy importante gracias a la continuidad de estos tres grupos que han ganado (reabierto?) esta escena.
Desterrada la idea de que los Títeres no son para adultos ahora pasemos a los niños con quienes la conexión es inmediata, no hay que decirles que son para ellos, simplemente los toman, hay una “química espontánea", tienen tanto en común que ¿cómo no llevarse bien?, esa estrecha relación ha llevado, particularmente en el últimos siglo, a una gran oferta hacia éste sector de la población que muchas veces es menospreciado, maltratado, ofendido en su sensibilidad, intelecto y buen gusto con trabajos de bajo nivel estético, con pobrísimo contenido y con un tratamiento tan soso que en verdad ofende, va el ejemplo de los llamados “Shows Infantiles" que lamentablemente son de difusión masiva y por tanto esa es la imagen que mayoritariamente se maneja de los Títeres: un espectáculo improvisado, de mala calidad, de mal gusto… cuando en realidad los niños no son ese público fácil que algunos creen, son muy exigentes y merecen el mayor cuidado y respeto como algunas vez me dijera Víctor Vesga (“Granito Cafecito") “para que una obra para niños les guste primero debe gustarle a los adultos", lo cual nos lleva a lo que sostiene Gastón Aramayo (“Kusi Kusi") cuando dice que Kusi Kusi no hace espectáculos para niños sino para toda la familia; pues un espectáculo en el que se manejen temas dirigidos hacia los niños puede y debe ser disfrutado por el público adulto, la belleza es belleza para cualquier edad, el entretenimiento hecho de manera inteligente llega a quien esté enfrente; ahora, esto no debe llevarnos a ignorar las peculiaridades de cada edad, el proceso evolutivo del niño que debe darnos pautas para plantear el trabajo si queremos dirigirlo específicamente a un rango de edad, así hay obras que pueden ser mejor recibidas y procesadas a partir de una determinada edad pero ello no nos lleva a necesariamente poner un límite superior de edad.
El problema está en la imagen de los Títeres como espectáculo infantil, lo cual causa un aparente desinterés y/o rechazo en adultos y más aún es adolescentes y jóvenes, Mané Bernardo hace la siguiente reflexión:
“Entre nosotros que no tenemos tradición titiritera, el adulto se resiste a ver espectáculos de Títeres, pero utiliza al niño como pretexto para asistir a ellos. La proporción es de tres mayores por un niño en cada espectáculo".
En nuestro medio sucede algo semejante, hay más adultos que niños en las funciones para todo público, no se si sea por lo que sostiene Mané pero si se comprueba que cuando esos adultos se ubican en el espectáculo lo disfrutan abiertamente y algunas veces vuelven inclusive sin niños…El titiritero no hace teatro de títeres para sí mismo, lo hace para compartirlo con los demás, es en su confrontación con el público que recién se completa el espectáculo, es un acto de comunicación que necesita un receptor, sin él es trunco; allí enfrente está la otra mitad del espectáculo (sin la cual éste no puede existir) es una relación de intercambio, de reciprocidad, donde ambos dan y reciben, no se mal entienda esto con la terrible necesidad de algunos de azuzar al público tras su participación verbal, eso que se da y recibe es mucho más que palabras, es un intercambio de sueños, de ganas, de emociones y sentimientos, de energía vital, simbiosis como la llaman en la naturaleza, así de estrecha y más aún indisoluble es la relación entre el titiritero, los títeres y el público, implica complicidad para perpetrar aquel robo sagrado de la capacidad de crear vida en ese pequeño mundo también creado, este mágico ritual en el que participan titiriteros, Títeres y público amparados por misteriosas fuerzas cósmicas, todos ellos son parte de esa maravillosa unidad que es el Teatro de Títeres…
Y para cerrar los dejo con una frase de Johann Wolfgang Von Goethe
“Los Títeres gustan a los niños y a las personas inteligentes"…
Vayan todos a ver Teatro de Títeres, hay una opción para cada uno y muchas para todos…

martín molina

(1) César Omar García Julía en Documenta Títeres Número 1
(2) Antiguo derecho administrativo español.

Aparecido en “Mil Vidas” No. 5 Lima Perú, Diciembre de 2006
depués publicado en Titerenet http://www.titerenet.com/2007/01/15/el-publico-del-teatro-de-titeres/

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