lunes, 18 de febrero de 2008

Enresto Raez comenta VIII Festival Internacional de Títeres


Comentarios al VIII Festival Internacional de Teatro de Títeres
Por: Ernesto Ráez Mendiola
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Viernes 16 al Viernes 25 de Enero 2008
Nuevamente la alegría el dinamismo, franco y directo de los muñecos animados. Esta vez, inaugurando el Festival, el encargado de devolvernos la antigua emoción fue Enrique Di Mauro, cordobés, hijo de Héctor, y como tal heredero de una familia de argentinos que ha crecido y multiplicado la afición por los títeres en todo Latinoamérica.
Como era de esperarse la función se desarrolló limpiamente y el contacto con el público fue sencillo e inmediato apelando con discreción a los viejos recursos de animación con los que los niños se comprometen sin inhibiciones y dan rienda libre a su alegría desbordante y estimulante.
Los esfuerzos de Juancito por encender el amor en María, de Javier Villafañe, gran maestro del arte de los títeres, refiere de manera sencilla- como es propio en los títeres-el ancestral empeño de los hombres por lograr la gloria del amor y la construcción tradicional del bien que es trabado por el mal, contado con movimientos precisos y una riqueza rítmica cargada de energía que nacida en el titiritero se acrecienta en el auditorio hasta la plena armonía de la obra y sus espectadores. No hay espectáculo en el mundo que llegue a este punto de complicidad.
En este mundo de convenciones que es el arte, los títeres constituyen la manifestación más extrema de la aceptación de la verosimilitud como único sostén de la ficción. Los muñecos sin tiempo que lo permiten aceptan su condición de hechura de los hombres para, desde simples propuestas, poéticamente planteadas, en el cauce del limpio humor popular repetir para nuestra evocación el eterno triángulo del bien que A no puede otorgar a B, porque el malvado o la malvada C, se lo impide. Lo que expuesto explícitamente conquista en un santiamén la complicidad abierta de los niños espectadores, que entre carcajadas y voces de alerta, impiden los desmanes y truhanerías del mismísimo diablo o quienquiera que los represente.
La troupe de muñecos que el titiritero manipula y activa desde su corazón logran con este esfuerzo conjunto lo que para los hombres nos es tantas veces esquivo: el triunfo final del amor y la justicia. Espectáculo noble y profundo sin forzamientos en el que se repite y viene repitiendo por siglos en qué medida el triunfo de la verdad sobre la mentira es posible si permanecemos fraternalmente unidos.
Pero Quique Di Mauro no limita su quehacer creativo a la confección y animación de los muñecos, también es director de Juancito y María, personajes de Villafañe que le dan nombre a la revista que sobre títeres edita y que ya va por el número 28 al segundo semestre de 2007.
Más de tres décadas de amor y entrega plena y fiel a los muñecos dicen de la plenitud de una vida vivida que se traduce en la indiscutible calidad de los títeres de Don Enrique. Bien por el Festival y el público que asiste que no fue defraudado y vivió momentos gratificantes.
En la segunda fecha correspondió el acto mágico a Karen Konnerth y su grupo Calliopepuppets, con la escenificación del conocido cuento de los hermanos Grimm El aprendiz de hechicero. La aparición inicial de la titiritera vistiendo la amplia capa del bululú le permitió durante los primeros momentos de la animación hacer surgir los muñecos a la usanza de los actores trahumantes. La antigua y fabulosa capa que por siglos animó en los pueblos y en las posadas a los caminantes y lugareños, la españolísima capa del cómico de la legua nos introduce al retablo de Calliopepuppets hecho en una tienda de campaña, en un espacio que se sentía estrecho por la presencia de títeres de diferente manufactura, en especial los marottes, de tamaño natural que establecían marcada diferencia proporcional con los demás muñecos. Títeres de alambre, de guante, de vara, desfilan y son soporte de los diferentes personajes de la obra que, posiblemenete por la barrera de la lengua, no llegó a alcanzar un dinamismo más variado, lo que no quiere decir que el público no asistiera con entusiasmo y fascinación al desarrollo.
Posiblemente una novedad fue el empleo de técnicas combinadas de hechura y manipulación que acrecentó la curiosidad del público por conocerlos directamente. Lo que posibilitó el desplegarse de la simpatía y el deseo de dar de Karen Konnerth, la que permitió que niños y adultos revisaran los muñecos hechos con variados materiales de diferente textura que agregaron el goce plástico al proporcionado por el espectáculo. Lo que igualmente sirvió para que muchos jóvenes que se están iniciando en el arte de los títeres pudieran acercarse a nuevas técnicas que muchos de ellos desconocían.
En gesto amable Karen obsequió collares de fantasía como souvenir del encuentro con el público peruano.
La tercera fecha contó con la participación de Inés Pasic, de origen serbio que con su esposo Hugo Suárez, peruano, desde 1986 vienen investigando nuevas formas de acercamiento entre el mimo y los títeres. Desde 2003 Inés sostiene Gaia Teatro, y ha merecido ser reconocida la mejor exponente del nuevo teatro de figuras a nivel mundial. Mérito que queda demostrado en cada presentación de su espectáculo que encuentra en su propio cuerpo las posibilidades de animación. Pero lo que más fascina y sorprende es la capacidad de vincularnos sin forzamientos con la metáfora, alcanzando niveles estéticos notables. Verla es sin duda una experiencia inolvidable y mucho más saber que radica en el Perú.
Sus cuentos pequeños son delicados y breves fragmentos narrativos de experiencias cotidianas que movilizan las más sutiles fibras de la sensibilidad a flor de piel de Inés y que sabe proyectar hacia los espectadores que siguen asombrados sus transformaciones. Indudablemente esta fue una fecha de acercamiento a otras posibilidades abiertas del títere en la actualidad y la tendencia a romper los límites entre los diferentes géneros artísticos. Fue igualmente una nueva manera de descubrir la poesía que los títeres son capaces de brindar y de los planos de metaforización de lo cotidiano que pueden ofrecer. Todo lo cual redondeaba las tres primeras fechas del encuentro dejándolo en su más alto nivel.
Nuestro agradecimiento al grupo Madero por permitirnos gozar de estas experiencias.
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Tomado de Tiempo Escena

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