Hola amigos. Después de mucho tiempo que me decido a escribir una historia de títeres para este blog. En realidad mas que historia, es la conversa con un amigo: Alejandro.
Alejandro es un dragón azul. El vino desde la isla de Komodo. Tiene 520 años y eso en edad de dragones es poco tiempo. Podemos decir que Alejandro, es un niño todavía.
Yo le conocí hace siete años. Me presentó a sus amigos: Patit-o y Timidín. Ellos eran asustadizos y Alejandro siempre los sacaba de los problemas en que se metían.
Alejandro vuela. Vuela realmente, ya que tiene alas, pero también vuela con la imaginación. Él tiene un objetivo conocer más amigos. Los colecciona, como si fueran tesoros. Él cuando encuentra un nuevo amigo, dice: "Hallé a un amigo", casi como quien se topa con una joya y eso es lo que precisamente nos permite "tocar" la amistad: joyas de personas.
Alejandro, casi al vuelo, me dice que ya estoy preparado para caminar sin él.
El debe atender nuevos menesteres y seguir buscando amigos. Alejandro: ¡Te voy a extrañar!
Una vez tuve una presentación en Pisco. Era una charla técnica sobre baterías y acumuladores. Alejandro me había ayudado en su papel de motivador. Mas tarde, abordé un bus con rumbo a Ica ciudad. De pronto, junto a mi, estaba un señor que asistió a la charla. Me miró y pidió que le mostrara a Alejandro. Lo hice. Lo cogió entre sus manos y le dio un beso.
Alejandro me enseño esto:
"Si cada mañana, mirando hacia un espejo, descubres al ser mas maravilloso del mundo, entonces debes sentirte feliz y darle un abrazo a ese maravilloso ser"
Así lo haré Alejandro desde hoy y para siempre... pero que pena, ya no disfrutar de tu compañía.
Saludos