sábado, 23 de junio de 2018

Pepito Ron en el CC Peruano Japonés



Pepito Ron
presenta

"El secreto del árbol"
Títeres para toda la familia

en el Centro Cultural Peruano Japonés
Av, Gregorio Escobedo 803, Jesús María

ÚLTIMA FUNCIÓN

Domingo 24 de Junio a las 4:00 pm.

INGRESO LIBRE


Ana Santa Cruz en Cuarta Maraña - 24 de junio



Ana Santa Cruz
presenta

Máxima,
protectora del agua


Domingo 24 de Junio 2018
7:30 pm.


Entrada General
S/. 12
Preventa S/. 10


en Sala Cuarta Maraña
Nicolás de Piérola 672
Cercado de Lima.

Reservas: 
986174373 / 936744882


"Máxima,protectora del Agua"  es un espectáculo teatral que combina los títeres corporales,la narración oral y las máscaras, contándonos una historia inspirada en la valentía de Máxima Acuña,valiente mujer campesina que continúa en la defensa y protección de nuestros lagos en la región de Cajamarca. Ana Santa Cruz,actriz y titiritera creadora de este espectáculo nos invita a compartir su última creación!!




viernes, 22 de junio de 2018

VI Sheati Títere Internacional Perú 2018





VI  SHEATI TÍTERE INTERNACIONAL 

PERÚ 2018


Esta semana se está realizando la sexta edición del Festival Internacional de Títeres Sheati  organizado por el grupo Intipacha que  desarrolla una labor constante en la difusión y creación en el campo del teatro de títeres, a través de espacios educativos y comunitarios.  En esta edición participan elencos de Argentina: Gabriela Clavo y Canela,  Ecuador: teatro y títeres PYSarte,  y los  grupos locales: Intipacha, Puriq Arte Intercultural, Kurumi Títeres y Pukllay Pacha.

La fiesta del títere se ha estado desarrollando en espacios de Lima Norte como el el Barrio la Colmena,  las laderas de Chillón, y  la Universidad de Ciencias y Humanidades  UCH. 

Mañana  sábado 23 de junio se realiazará funciones de títeres con  todos los grupos participantes en el Pasaje Santa Rosa 172, Plaza de Armas de Lima desde las 12 m y el ingreso es la donación de  un libro infantil para la implementación de la Bibloteca Infantil de la Institución Educativa Inicial Niño Joel I y Niño Joel II en las Laderas del Chillón de Puente Piedra.

Aquí la programación del Sábado 23 de Junio:



Algunos de los participantes:

Perú – Asociación Cultural Teatro Intipacha
Dirige: Heber Díaz Cueva, egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático, especializado en pedagogía teatral y actuación. Organizador del Sheati Títere Internacional. Intipacha, fundado hace más de 15 años, cuenta con reconocimiento institucional. Ha participado en festivales nacionales y del extranjero, así como en diversos centros culturales del Perú.

Argentina – Gabriela Clavo y Canela Teatro de Títeres
Dirige: Gabriela Céspedes, actriz y titiritera. Creado en el año 1999, dedicándose desde entonces a difundir la magia de este arte milenario. Participa en diversos festivales de su país y de Latinoamérica. Promociona y difunde sus presentaciones en escuelas públicas y plazas de la ciudad. En el año 2014 fue premiada en la "Segunda Edición del Premio Nacional Javier Villafañe para Espectáculos de Títeres y Objetos para Niños y Adultos".

Ecuador – Grupo de Teatro y Títeres Pysarte 
Dirige: Pablo Castro y Sandra Hiler. Es una compañía escénica de teatro y títeres. Realizan talleres de arte, maquillaje artístico y body painting. Crean personajes en zancos y mimos como parte del trabajo recreativo y de animación en diversas actividades artístico-culturales de su país.


jueves, 21 de junio de 2018

Presentación del libro "Oficio de libres" en la Feria de Libro de San Borja





El martes 26 de junio  en la Feria del Libro de San Borja  Tárbol Teatro de Títeres presentará el libro "Oficio de libres, del ancestral y contemporáneo arte de los títeres" de Martín Molina Castillo,  publicación  ganadora de la Convocatoria de Sistematización y Publicaciones de Puntos de Cultura 2017.

Día: Martes 26 de junio
Hora: 12m
Lugar: Feria de Libro de San Borja. Calle Carpaccio (a espaldas del CC La Rambla).



Informes:
titerestarbol@gmail.com  / 986516403

Ingreso Libre



  Sobre el Libro:                                        
El arte los títeres,   tras una larga historia, llega a nuestros  días plenamente vigente, como un arte  amplio y complejo con una auspiciosa proyección; sin embargo aún hay un gran desconocimiento sobre el mismo. Es por ello, que a partir de la experiencia e investigación del autor, este libro pretende contribuir  a la visibilidad de este bello e irreverente arte, en una sociedad que aún no le da el valor ni lugar que merece.

“Oficio de libres” contiene nociones, información y reflexiones sobre diversos aspectos del arte de los títeres  lo que se complementa con un espacio  dedicado a la memoria titiritera peruana a través de entrevistas y artículos sobre maestros titiriteros mayores; todo ello enmarcado en la mística titiritera desde la perspectiva personal del autor.

Los Títeres y el fútbol


Los Títeres y el fútbol


           Hace varios años a fines del siglo pasado en mis inicios con los Títeres una de las lecciones que aprendí fue que contra el fútbol no se puede; con mi primer grupo "La Pera" estábamos en nuestras primeras funciones en un espacio teatral, en la recodada salita "Juan Volatín" de los Piqueras en Barranco, con todo y nuestra inexperiencia nos estaba yendo bien, sin embargo empezó el mundial, debió ser Francia 98, Perú no participaba y en realidad el fútbol no estaba entre mis intereses así que con el entusiasmo de los inicios y la inexperiencia propia de esa etapa nos preparamos para la función en pleno mundial y en horario de partido; pasaba el tiempo y el público no aparecía, la sala estaba vacía ya habitándose por el desánimo hasta que convencimos a una joven pareja para que ingrese. Ese día hicimos función para dos, fue una linda función, elenco y público la disfrutamos mucho y por lo menos teníamos dinero para volver a casa, pero la lección quedó: en tiempos de mundial mejor no programar función.

         Hace unas semanas mi amigo Carlos Torres anunció que el 16 de Junio a pesar que sería el primer partido de Perú en un mundial después de 36 años y en ese mismo horario se mantendría la programación artística que hace varios años sostiene en la Feria de Libros del jirón Amazonas los días sábados desde las 11 y 30 de la mañana, lo vi como un acto de resistencia, descabellado pero resistencia al fin, resistencia ante la aplanadora mediática que dicta nuestra agenda vital; el deporte como tal nada de malo tiene, más bien lo contrario y los campeonatos tampoco, pero en estos tiempos el fútbol es mucho más que eso, es probablemente el mecanismo de control social más efectivo y mientras el país se tiñe de un "patriotismo" de dos semanas, patriotismo que solo sigue el ritmo de una pelota, nos sedujo la idea de acompañar esa bella locura y nos ofrecimos a sumar nuestros títeres a la jornada de cuentos.



           No teníamos grandes expectativas, yo auguraba una función íntima para Carlos, los Willaykuy y probablemente los gatos que habitan la sala de lectura de la Feria de libros, tampoco pensamos que sería tan complicado pero el solo ir estuvo difícil, casi no había transporte y los taxis de llamado subieron la tarifa de 18 a 43 soles, pero compromiso era compromiso y nos las arreglamos para llegar, además ya se había sumando un amigo que fue con nosotros para engrosar el público.

        Ese 16 de junio recibimos una grata sorpresa, con bastante anticipación llegó una joven madre con su hija, y poco a poco siguieron llegando de a uno, de a dos, de a tres, niños, adultos, ambos y se dio la función, igual la hubiéramos hecho para una o dos personas pero tuvimos la sala casi llena. Fue una linda mañana y medio día, definitivamente muchísimo mejor que quedarse en casa.

         Algo ha cambiado quizá, no lo sé, solo se que varios años después me llevo una gran lección: ni el fútbol ni nada debe parar la función pues siempre habrá gente dispuesta a los Títeres y que bueno que se les pueda ofrecer esa bella alternativa.

          Muchas gracias Carlos Torres, Colectivo Cuentos Willaykuy y al hermoso público que nos acompañó en la función.



        Ah, los gatos también estuvieron, una gata y sus dos traviesos cachorros que viven y travesurean por allí. Ese día llevamos "Chímpiti Chámpata" la primera obra que hace casi veinte años hicimos como Tárbol; al finalizar la función el señor Tito, el bibliotecario, nos contó que los niños asiduos habían decidido bautizar a los gatitos como Chímpiti y Chámpata

                                                                  Martín Molina Castillo

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En las imágenes
Tárbol teatro de Títeres presentando "Chímpiti Chámpata" en la Feria de libros del jirón Amazonas, 16 de junio 2018.
Fotografía Carlos Torres.

martes, 12 de junio de 2018

Ubicarse históricamente 1: Ño Valdivieso según José Gálvez Barrenechea



 Ubicarse históricamente 1:

Ño Valdivieso según José Gálvez Barrenechea


Empezamos compartiendo integro  un texto  sobre el titiritero histórico más importante de Perú, un artículo de José Gálvez Barrenechea que forma parte de su libro "Una lima que se va".


Los Títeres


Entre los recuerdos de la infancia más gratos, más dulces y más genuinamente peruanos, el de los Títeres se graba en la imaginación de todos, revolotea con mariposeante gracia en nuestra memoria y nos trae un suave encanto espiritual que aquieta el tormento de este vivir lleno de molestias y afanes.

Significado y Nacimiento de los Títeres
Tuvieron los Títeres en Lima una significación peruanísima de crítica de costumbres, de pintura, muchas veces exacta, de tipos y caracteres, y fueron para los niños el espectáculo por excelencia. Unía a la ingenua gracia del muñeco movible el parlador donaire criollo del titiritero, especie de dramaturgo en cierne, que refugiado en su Guignol,aprovechaba las ocasiones para decir muy ricamente sátiras sobre la situación política o los usos merecedores de censura. Todo en ellos fue ingenuo, primitivo, casi aldeano, pero tuvo siempre un relativosignificado moral. Especialmente como diversión apropiada a los niños, a pesar de las lisurazas que acostumbraba soltar con su voz ronca Don Silverio y con su chillona vocecilla Perotito, los Títeres representaron algo fantástico con que soñaban las criaturas todos los días.
Hace ya mucho tiempo, extinguida ya la tradición de la española Leonor Godomar que trajo a Lima los primeros Títeres en el siglo XVII llegó acá un espectáculo de marionetas que representaban las viejas formas de las farsas teatrales con su colección de Arlequines, Pantaleones, Facanapas y Colombinas. Fruto de civilizaciones refinadas, aquellas artísticas farsas en relación con tradiciones antiguas de países de Europa, no podían indudablemente impresionar sino por el símbolo general que encerraban y por la novedad mecánica de la ejecución en los graciosos movimientos de los muñecos. Pero el colorido y la significación tradicionales y locales, se evadían a la mayoría del público. Entre los asiduos concurrentes hubo un mozo peruano, legítimo, vivísimo, ignorantón pero inteligente, con ese espíritu asimilador que caracteriza la mentalidad fácil y brillante de nuestros tipos criollos. Era un mulato alto, desgarbado, gracioso por naturaleza, que, deslumbrado por el espectáculo, imaginó inmediatamente hacer él también Títeres, pero creando tipos nacionales y rodeando la representación con el sello y ambiente propios, peculiares. Artista ingenuo y burlón,verdadero creador intuitivo, encantó algunos años varias generaciones de chiquillos con sus farsas originales y de verdadero mérito. Apareció, pues, en la escena un forjador, un tipo casi genial dentro de su género.

"Ño Valdivieso” y su Leyenda
Alto, amojamado, sin garbo al caminar, pero con toda la sal de la tierra en la imaginación despierta, lleno de aquellas ignorancias que saben disimularse tras jovialísima sonrisa, observador y penetrante, hermano en espíritu de Pancho Fierro, ideó Ño Valdivieso, como ya dijimos, hacer Títeres limeños. Y con una paciencia y una finura espiritual inefables, comenzó primero a dominar la parte técnica del asunto, llegando a fabricar él mismo susmuñecos y a crear una forma originalísima de manejarlos. Una vez que logró mover por medio de cañas y de hilos sus personajes, creó la farsa, que es lo que constituye su principal mérito y nació en seguida la leyenda memorable de Mama Gerundia y de Don Silverio, de Orejoncito y  de Perotitode Chocolatito y de Misia Catita.
Comenzó Valdivieso a presentar sus Títeres, de los que era inventor y maquinista, en  los corralones y antiguas casas de vecindad. Su fama creció pronto como la espuma; los niños  decentes quisieron ver también los marionetas del país, su nombre se fue volando de boca en boca y de hogar en hogar y comenzó entonces para el ingenio criollo la era gloriosa de la celebridad y de la reputación. Para las familias aristocráticas Valdivieso daba los días de santo funciones especiales. Los niños reían copiosamente con aquel sermón que tantos recuerdan:

"El que oiga este sermón
que se muera de sarampión,
o por fortuna
de sarna perruna".
Virum, vireta
jálame la jeta;
virum virarum
ya me la jalaron,
Palabras
del profeta
Matacabras.
Si ni nun, ni nun, ninorum
que a todos mis concurrentes
narices, ojos y dientes
les arranque un gatunorum,
Palabras
del profeta
Matacabras.

Luego en el ya famoso salón Capella, daba funciones públicas, que estaban siempre muy concurridas no sólo por la gente menuda, sino también por los mayores, que guardaban aún el sabor de Segura y de los escritores genuinamente criollos, porque efectivamente Valdivieso, dentro de su modestísima esfera y de su ingenio iletrado, debió de inspirarse mucho en éstos, sobre todo en Segura, a quien se pareció en su manera de ver la vida limeña.
El espíritu de Valdivieso empapado de limeñismo se reflejó en su teatrito. La leyenda creada por él es sustancialmente criolla. Don Silverio con su gran tarro, sus pantalones claros, su larga levita, su voz aguardentosa, su carácter aparatoso y su estado de alma eternamente regañón era algo tan nacional, que más de un Silverio de carne y hueso circulaba en las calles y aún circula, movido Dios sabe por qué hilos, en este perpetuo Guignol de nuestra vida. Don Silverio era el indefinido, el eterno descontento, el buen bebedor, el regenerador do la Patria. Nopuede ser más peruano. Hasta hora no faltan por allí algunos Silverios que creen arreglarlo todo con su palabrería. Mama Gerundia con sus chochocos, sus murmuraciones, su estilo criollo, su afición a las ropas sahumadas, sus chismes y sus constantes pleitos con Don Silverio era una de tantas viejas refunfuñadoras que todavía vemos en nuestro medio y que tan frecuentes fueran antaño en Lima. Perotito era el zambito vivo, mezcla de mataperros y deafeminado, engreído, quimboso y dicharachero, que pasaba por el ojo de una aguja, según la frase popular. La voz que le dio Valdivieso bastaría para constituir una creación. ¿Quién que oyera alguna vez a Perotito, olvidará aquella vocecilla chillona, hecha para los diminutivos, que se desenvolvía con rapidez, como mareando a todos? ¿Quién puede olvidar sus actitudes en la corrida de toros? Alma y cuerpo se unían tan estrechamente que en verdad la creación sorprendía. Así como en la farsa italiana se forjaron personajes que luego han constituido símbolos dentro de la relatividad humana en que nos agitamos, así Perotito es casi un símbolo del criollismo. Perotes y Perotitos vemos por todas partes. Perotes políticos, Perotitos sociales, Perotes y perotitos literarios, que saltan, chillan, se mueven siempre y a la fin y a la postre no hacen nada.
Cada vez más hábil dentro del mecanismo de los títeres, Ño Valdivieso no se contentó con crear su farsa perfectamente hilada y en la que se encuentran casi todas las expresiones típicas que se usaron entonces, sino que, más audaz, dio ciertas obras de gran espectáculo, como el combate del 2 de Mayo, que llenaba de admiración a la chiquillería y sobre todo a la gente del pueblo, la cual admiraba boquiabierta aquellas combinaciones escenográficas. Evidentemente que, dadas la pobreza del medio y la falta de educación de Ño Valdivieso, no podían ser mejores. La corrida de toros era también graciosísima y en todo aquello en que Ño Valdivieso quería hacer mojiganga triunfaba ruidosamente, produciendo una hilaridad franca y saludable.

"¡No hay como la Maroma ¡"
Pocas frases tienen en este país más graciosa y más justa significación que la que sirve de epígrafe a estas líneas. Es una frase netamente popular y en verdad en esta tierra no hay, sobre todo en la vida social y política, «como la maroma». Así, sin duda, la adivinó Ño Valdivieso, que tenía entre sus muñecos —no podía faltarle— un maromero. Inteligentísimo en esto Ño Valdivieso, comprendió que debía poner número de circo, espectáculo al que el pueblo de Lima ha sido siempre muy aficionado, y su gran triunfo mecánico fue el maromero. Salía a escena con toda la quimba insolente que Ño Valdivieso ponía en sus muñecos todos y comenzaba a dar saltos y volatines que encantaban a la muchedumbre. Pero donde la admiración llegaba al paroxismo, era cuando el maromero se quedaba sin cabeza y comenzaba a jugar con ella vertiginosamente con los pies. Ante los aplausos y el rumor admirativo en la sala, no quedaba más remedio que repetir el número y que Ño Valdivieso asomara su faz socarrona para agradecer la ovación general.

En los hogares las groserías de “Ño Valdivieso”
Ño Valdivieso llegó a tener en Lima una celebridad que ya la quisieran para sí muchos políticos. Todos lo conocían y admiraban. Era algo extraordinario para los chicos. En las festividades el mejor regalo que podía hacerse a los niños era contratar a Ño  Valdivieso, recomendándole, eso sí, compostura en el lenguaje, pues su criollismo en muchas ocasiones se manifestaba muy crudamente. Durante la semana las criaturas no pensaban sino en Ño
Valdivieso y cuando llegaba el soñado día de la representación, el titiritero era como un ángel bajado del cielo para distraerlos. Tal era la impresión que dejaba, que durante varios días se jugaba a los títeres, como se podía jugar a la gallina ciega, a la viudita, a la cinta, cinta de oro o al pimpín. ..
Ño Valdivieso no siempre se portaba bien y le gustaba, tal vez por su socarronería y por amor al contraste, soltar de cuando en cuando en boca de Don Silverio o de Perotito alguna grosería de las más gordas, porque, como todo primitivo, no solía guardar las clásicas formas, o mejor dicho las guardaba, ya que le complacía usar frases gruesas, como las usaron el buen Arcipreste, Bocaccio, Rabelais, Cervantes, Shakespeare y otros grandes forjadores, y válgale la compañía de perdón y de gloria.
De cuando en cuando se le escapaba, como él mismo decía, alguna barbaridad y hasta en eso era fiel trasunto del medio, ya que en materia de lenguaje, nunca fuimos muy finos. En los hogares encopetados, tal era el gozo que provocaba Ño Valdivieso que a pesar de su insolencia se le llamaba, aunque haciéndole mil recomendaciones. En la limeñísima quinta de «Villacampa» se le recomendó una vez que no fuera a decir o hacer barbaridades. Ño Valdivieso se llamó a ofendido, aseguró que sabía su deber y apenas salió Don Siiverio hizo una maniobra, dificilísima para un muñeco, haciendo caer sobre el público una lluvia de las más claras y significativas. Quiere decir que se sonrió en los rostros de la selectísima concurrencia.
Naturalmente se le amonestó con severidad, pero muy puesto en orden, con la más circunspecta de sus actitudes, protestó que se le creyese capaz de hacer algo inconveniente; queriendo ser fino entre los finos no lo había hecho con agua simplemente, como lo hiciera a veces con su público, sino con Agua de Kananga legítima y de las más caras. Era añadir el sarcasmo a la burla. Como todos los grandes bufones, gustaba en veces de fustigar a losmismos a quienes divertía. En otra casa, ya con el lógico temor a sus audacias literarias le rogaron no ofendiera los pulcros oídos de las niñas, y Don Silverio más ronco y aguardentoso que de costumbre, hizo con gracejo inimitable, la vasta y completa enumeración de todas las palabras gruesas que por deferencia a las señoras no se dirían en el curso de la representación. Gomo el personaje de un prólogo trascendental hizo luego una venia y nunca como entonces pudo decirse tableau!


La llegada del Del'Acqua
decadencia de los Títeres
Ño Valdivieso, que había llegado al pináculo en la admiración de las gentes de su tiempo, que había saboreado hasta la amarga voluptuosidad de sufrir persecuciones por su afán crítico que en más de una ocasión le llevó a ridiculizar al Poder, padeció una de las más hondas tristezas que un forjador de leyendas puede sufrir. Ño Valdivieso amaba su arte con entrañable amor paternal, lo ejecutaba con pulcritud de verdadero artista, con fruición, y gozaba naturalmente en saber que nadie como él podía hacer los Títeres y que quien los hiciera tendría que robarle la leyenda, haciendo figurar a Don Siiverio y a Mama Gerundia. Doloroso acontecimiento vino a poner en su espíritu una nota de desilusión.
Llegó el célebre Del'Acqua con su espléndida compañía de marionetes, con sus maquinarias perfeccionadas, con sus decorados grandiosos —mérito esencial de su espectáculo— con sus muñecos suntuosos, con la novedad de sus incendios, de sus terremotos y de sus grandes batallas y Valdivieso, sincero y espiritual, sintió que en su alma sencilla, embriagada de triunfos, se clavaba la primera espina al reconocer la punzadora superioridad del adversario. Comprendió que el público le exigiría lujo y grandiosidad, sintió la inferioridad mecánica de sus manos, ya temblorosas, ante el aparato y precisión de los sistemas de Del' Acqua, y entristecido y desorientado, achacoso y provecto, se debilitó, se fue apagando hasta que se perdió sin ruido en el fracaso y en la muerte, pues no sobrevivió mucho a la indiferencia injusta del público, injusta porque como mérito personal, dentro de nuestro medio, valía mucho Ño Valdivieso, que había recogido en el ambiente su leyenda, que había creado con su propio y primitivo esfuerzo su sistema y su mecanismo y que había llamado a sana risa a varias generaciones.
Poco a poco los Títeres fueron decayendo. Los hijos y sucesores de Ño Valdivieso lo imitaban vulgarmente y no ponían el calor de alma, la propia observación, la sutil ironía que pusiera el maestro en sus representaciones. Los Títeres de la Exposición, que entonces se radicaron allí, no fueron ni la sombra de aquellos que en el mismo local, en el salón Capella y en otras partes manejara con maestría y gracia incomparables el padre, maestro y creador.

Una siempre viva
Plácele al cronista hacer tierna remembranza de Ño Valdivieso. Apenas le alcanzó, pero recuerda la lejana ocasión que en casa de la abuela rió y palmoteo, con la sana y abundante alegría de sus pocos años. Luego vio siempre en los sucesores del ingenioso creador, el mismo espíritu del célebre titiritero y nunca creyó en la dolorosa realidad de su muerte. Para él todos los titiriteros fueron Ño Valdivieso; en su espíritu simple no cabía aquella siniestra suposición, y nunca pudo concebir que se agotara aquel áureo hilo de miel para los niños.
¡Pobre Ño Valdivieso! Fue quizás el último representante de las formas primitivas del espíritu criollo. Observador, amigo de la sal gruesa, alegre y picante a la vez, significó no sólo un esfuerzo dentro de la caricatura social y dentro de la crítica dramática, sino fue un verdadero pintor de costumbres y, por lo mismo que fue sencillo, primitivo, ignorante y natural, tuvo mérito excepcional y propio. Sus espectáculos fueron ingenuos, alegres, movidos, realmente pintorescos. Se desenvolvían como en un cuento infantil, realizaban el prodigio de que los muñecos se movieran y hablaran, como los de carne y hueso, llenaban la imaginación de cosas vividas que formaban parte de nuestro medio y tradición y tenían la virtud, nunca bien pagada, de hacer reír copiosamente, hasta las lágrimas... En compensación de los Títeres, ¿qué tienen hoy los niños?
Ño Valdivieso, que por la crítica política hasta en la Cárcel estuvo (lo que prueba su  importancia entre nosotros), murió pobre, casi olvidado, sintiendo la melancolía inenarrable de su decadencia. Su entierro pasó inadvertido. Y sin embargo, pocos como él tuvieron el derecho de que le acompañaran hasta la tumba los niños que bien pudieron haberse entristecido un día por quien tanto y tanto les hizo reír con risa jocunda y argentina. Pero tal vez fue mejor así. Los que éramos niños cuando él murió, al saber su muerte hubiéramos comprendido también que la leyenda se moría. Ignorándola hasta que fuimos grandes, continuamos durante mucho tiempo creyendo que Ño Valdivieso movía siempre los muñecos del tinglado, y gracias a esta limpia inocencia de la niñez Ño Valdivieso tuvo una especie de divina inmortalidad y perduraron y perdurarán en el recuerdo Perotito y Chocolatito, Don Silverio y Mama Gerundia, el Ángel que aparecía cuando comenzaba el espectáculo, como en un viejo auto sacramental, el padre del sermón famoso, la descomunal jeringa que nos hiciera desfallecer de risa, la corrida de toros y la marinera final en que al son del pianito ambulante bailaban los títeres con verdadera sal criolla, dando al baile nacional toda la gracia de la tierra, que se llevó a la tumba Ño Valdivieso.
Todavía nos parece ver el escenario y nos parece escuchar, como a través de un sueño brumoso y dulce, las tonadas del pianito de manubrio, que acompañaban con un motivo musical a cada personaje: la de Don Silverio, grave; la de Perotito ágil, alegre, serpenteante y pueril como él; y entre el bullicio de las carcajadas, la voz aguda, chillona, solemne o afeminada del vario, múltiple y graciosísimo maestro.
Para quienes le conocieron y trataron, para los que cerca de él estuvieron y alcanzaron su apogeo, su época de celebridad y de gloria, Ño Valdivieso no fue mas que un pobre titiritero. Para el cronista fue mucho más: fue un bohemio original, una informe alma de artista, incompleta por ignorancia, pero grandemente intuitiva, un espíritu sano, un corazón gozoso y generoso, que supo repartir, como buena sembradura, su alegría de buen amigo de los niños. Y quien supo ser amable con los pequeños, bien merece que los ya mayores, que no olvidan la infancia y, por consuelo de amarguras, se complacen en revivirla de vez en vez, siempre que pueden, le tributen un homenaje puro y simple, con la pureza y la simplicidad con que lo hicieran en los inefables primeros años...

NOTA.— Después, mucho después de escrito este capítulo, el autor ha escrito nuevos artículos, con más datos, sobre los Títeres y algunos han sido reproducidos en no pocas Revistas extranjeras, especialmente en las dedicadas a este arte. 


José Gálvez  Barrenechea
Tomado de “Una Lima que se va”
Edición de 1947, Editorial PTCM, Lima-Perú

dibujo Martín Molina


lunes, 11 de junio de 2018

Ubicarse históricamente ...


            El maestro Felipe Rivas Mendo, siempre comparte la siguiente anécdota, que en este caso es tomada del libro "De profesión titiritero" de Bertha de León:

Felipe Rivas Mendo andaba buscando a alguien que pudiera enseñarle más acerca de los títeres, alguien que lo encaminara. Preguntó y preguntó, hasta que finalmente obtuvo una respuesta: Don Manuel Beltroy Vera, maestro universitario y guía de intelectuales y artistas por vocación, era el indicado.
Enterado del lugar y la hora en que llegaba el profesor a dictar su cátedra en la Universidad
Manuel Beltroy Vera
Nacional Mayor de San Marcos, allí estuvo Felipe puntualmente. Poco después vio bajar de su auto  a un hombre mayor, de aspecto refinado, delgado, bien acicalado, un esbozo de José María Eguren conminado con algo de Carlitos Chaplín; era don Manuel Beltroy. DE inmediato lo asedió una tuba de alumnos que impidió  que Rivas Mendo se acercara.

Pacientemente, Felipe esperó a que se disipara el corrillo de jóvenes que peguntaban y a quienes don Manuel cortésmente les contestaba. Entonces se dirigió a él:
- Doctor Beltroy, necesito formarme como titiritero y me han informado que usted puede orientarme.
-No es usted universitario, ¿no?
- No, maestro.
- ¿Qué edad tiene?
- Dieciocho años, maestro.
- ¿Sabe quién fue Ño Valdivieso?
- No,  maestro.
- ¿Quién fue Amadeo de la Torre?
- No, maestro.
- Mire, si quiere hacer títeres, primero tiene que averiguar quienes fueron estos ilustres antecesores. Necesita estar ubicado históricamente. 
Felipe quedó desconcertado con esta respuesta, pero atinó a ir a la Biblioteca Nacional a sumergirse en las historias y los quehaceres de las personas mencionadas. Hurgó en "Una Lima que se va" de don José Gálvez; en las "Tradiciones Peruanas" de don Ricardo Palma, y así durante algunos meses. Cuando finalmente creyó estar enterado de los requerimientos de don Manuel, volvió  para contarle sus adelantos. Lo esperaba otra pregunta:
-¿Tiene taller para trabajar? Porque si no lo tiene, venga a mi casa, donde podrá hacerlo
con tranquilidad.
Felipe tenía un buen lugar en la casa de sus abuelos, Felipe y Carmen de Mendo. No aceptó el ofrecimiento, pero visitó muchas veces la casa de don Manuel en la avenida Tacna de Barraco. Así se enteró de su actitud protectora con otros artistas, escritores y poetas, a quienes les ofrecía desinteresadamente su casa y hasta alimentación.
También supo que las horas libres que le dejaba la universidad las dedicaba a crear instituciones  y entidades culturales que pudieran arrojar nuevas luces a la juventud con estímulos para escritores, teatristas y otros.
Don Manuel habría traído desde Argentina al titiritero Armando Menedín, un hombre de edad mediana, conversador y muy ameno. Lo alojó en su casa y trabajaron arduamente en lo que sería la primera escuela de arte dramático, una creación suya con el nombre de "Teatro del Pueblo". Además, formó un elenco de teatro de títeres con el nombre de "Títeres de Arte".


           Mucha razón tenía el maestro Beltroy, por ello a partir de ahora y de a pocos compartiremos algunos textos y documentos sobre aquellos que antes recorrieron y afirmaron el camino que ahora transitamos. Algunos serán pequeños  e imprecisos otros más extenso y quizá hasta detallados, pero igual todos son valioso retazos, de los pocos que se pueden encontrar, de nuestra extensa y rica pero no registrada historia.




Felipe Rivas Mendo en sus inicios



sábado, 9 de junio de 2018

Desde Colombia Granito Cafecito presenta Los Tres Chanchitos



Después de varios años vuelve el recordado grupo colombiano Granito Cafecito

Única función en Lima!!!




Desde Colombia
Granito Cafecito

presenta 

Los tres Chanchitos
una obra de Títeres para toda la familia


Domingo 10 de Junio 2018
11:45 am.


Entrada general
S/. 10


en el Teatro Kusi Kusi
Parque de la Exposición, Sótano de la Cabaña
Cercado de Lima


Una versión ecológica y no violenta del cuento tradicional , en esta historia los tres chanchitos proponen al lobo que si deja de perseguirlos lo invitaran al teatro a ver Títeres, el lobo aunque no sabe que son los Títere acepta pues piensa que así los tendrá reunidos y distraídos  para comérselos de un solo mordisco.