Por el Día Mundial del Títere
Homenaje a Ño Valdivieso
Organiza Grupo Kusi Kusi
Lunes 21 de Marzo de 2011
5:00 pm.
(Hora Exacta)
en la Sala del grupo Kusi Kusi
Sótano de La Cabaña, Parque de la Exposición, Cercado de Lima
abriendo un espacio para recordar a este titiritero peruano histórico y reconocer su aporte al teatro de títeres en el país,
además presentaciones de teatro de Títeres
Ingreso Libre
Ño Valdivieso
En el siglo XIX destacó un personaje casi genial, Manuel Valdivieso, conocido como Ño Valdivieso. Un joven inteligente, aunque ignorante, mulato alto y delgado, gracioso por naturaleza, talabartero de oficio qué hizo la delicia de muchas generaciones de niños.
Creó tipos nacionales y farsas originales de verdadero mérito. Con gran amor y paciencia se propuso obtener una técnica adecuada, haciendo él mismo sus muñecos y encontrando manera de animarlos con cañas e hilos. Creó así personajes, como Don Silverio, Mamá Gerundia, Orejoncito, Chocolatito, copia de los vecinos del barrio. Llegó así a tener más de trescientos personajes, con todos los vecinos del barrio. Con ellos hizo sus farsas perfectas que empezaron por divertir en los corralones y casas de la vecindad, luego en funciones públicas en el entonces muy conocido salón CAPELLA, muy vistas, tanto por niños como por adultos, para gozar de los personajes y de las ocurrencias.
Don Silverio de gran tarro y pantalones claros, de larga levita y voz aguardentosa, eterno descontento, buen bebedor y salvador de la patria con palabras. Estaba también Mamá Gerundia, gorda y ostentosa, chismosa y amante de las ropas perfumadas, regañona y en perpetuo pleito con Don Silverio. Estaba Porotito, zambito mezcla de pícaro, engreído y afeminado. Chocolatito, gracioso y ocurrente, etc. No contento Ño Valdivieso con sus farsas llenas de críticas sociales y más diestro en la técnica de los títeres, hizo ciertas obras de gran espectáculo, como EL COMBATE DEL 2 DE MAYO que llenaba de admiración pese a las deficiencias, teniendo en cuenta la pobreza y la falta de instrucción de Ño Valdivieso no podían ser mejores. También estaba la corrida de toros en la que el perdedor cómico era el torero; y el circo con su infaltable maromero que encantaba con sus saltos y que llevaba al colmo de la admiración cuando se quedaba sin cabeza, y comenzaba a jugar con ella en sus pies.
La fama de Ño Valdivieso se extendió a los barrios elegantes de Lima que comenzaron a solicitar sus servicios, pero con expresa condición de que moderase su lenguaje y dejara de hacer barbaridades; concurría entonces Valdivieso a las fiestas de cumpleaños y su comportamiento no siempre era muy recatado. Nunca pudo ocultar lo que en verdad era su gracia y criollismo. Encontrando formas para expresarlos con públicos diferentes. Solía añadir, a veces, el sarcasmo a la burla y poner en aprietos al que divertía.
Creó tipos nacionales y farsas originales de verdadero mérito. Con gran amor y paciencia se propuso obtener una técnica adecuada, haciendo él mismo sus muñecos y encontrando manera de animarlos con cañas e hilos. Creó así personajes, como Don Silverio, Mamá Gerundia, Orejoncito, Chocolatito, copia de los vecinos del barrio. Llegó así a tener más de trescientos personajes, con todos los vecinos del barrio. Con ellos hizo sus farsas perfectas que empezaron por divertir en los corralones y casas de la vecindad, luego en funciones públicas en el entonces muy conocido salón CAPELLA, muy vistas, tanto por niños como por adultos, para gozar de los personajes y de las ocurrencias.
Don Silverio de gran tarro y pantalones claros, de larga levita y voz aguardentosa, eterno descontento, buen bebedor y salvador de la patria con palabras. Estaba también Mamá Gerundia, gorda y ostentosa, chismosa y amante de las ropas perfumadas, regañona y en perpetuo pleito con Don Silverio. Estaba Porotito, zambito mezcla de pícaro, engreído y afeminado. Chocolatito, gracioso y ocurrente, etc. No contento Ño Valdivieso con sus farsas llenas de críticas sociales y más diestro en la técnica de los títeres, hizo ciertas obras de gran espectáculo, como EL COMBATE DEL 2 DE MAYO que llenaba de admiración pese a las deficiencias, teniendo en cuenta la pobreza y la falta de instrucción de Ño Valdivieso no podían ser mejores. También estaba la corrida de toros en la que el perdedor cómico era el torero; y el circo con su infaltable maromero que encantaba con sus saltos y que llevaba al colmo de la admiración cuando se quedaba sin cabeza, y comenzaba a jugar con ella en sus pies.
La fama de Ño Valdivieso se extendió a los barrios elegantes de Lima que comenzaron a solicitar sus servicios, pero con expresa condición de que moderase su lenguaje y dejara de hacer barbaridades; concurría entonces Valdivieso a las fiestas de cumpleaños y su comportamiento no siempre era muy recatado. Nunca pudo ocultar lo que en verdad era su gracia y criollismo. Encontrando formas para expresarlos con públicos diferentes. Solía añadir, a veces, el sarcasmo a la burla y poner en aprietos al que divertía.
El poeta José Gálvez dice de él -recordando sus años infantiles en que quedó para siempre maravillado por los títeres de Valdivieso-: “Era (...) un bohemio original, una enorme alma de artista incompleta por la ignorancia, pero grandemente intuitiva, un espíritu sano, un corazón gozoso y generoso que supo repartir como un sembrador, alegría entre los niños... y quién supo ser amable con los pequeños, bien merece que los ya mayores que no olvidan la infancia y como consuelo de amarguras, se complazcan en revivirla, de vez en vez, siempre que puedan, le tributen un homenaje simple y puro, con la pureza y simplicidad con que lo hiciera en los primeros años ".
1 comentario:
Hermoso relato de un gran hombre, que encontró una manera de transmitir su sentir a los demás.
Publicar un comentario