miércoles, 13 de agosto de 2014

Entrevista a Eduardo Di Mauro en su última visita a Perú.


“Para el artista, la cultura es un servicio.
Para el gobierno, la cultura es una obligación
Para el pueblo, la cultura es un derecho”.
Eduardo Di  Mauro



¿Cómo va Tempo?
Bueno, Tempo anda bien, anda bien porque tiene más de treinta años, es un teatro muy grande, todo esto, todo es lo que yo he traído en la experiencia que tengo. Por ejemplo en 1960 se hizo un festival en Rumanía, fui con mi hermano Héctor y claro era otro mundo en ese momento; nos dieron un premio, y el premio era en dinero pero no pudimos gastar el dinero porque era en Rumanía, entonces prácticamente viajamos con  eso por seis o siete países, los países del bloque socialista; y bueno, cuando uno ve que en un país todas las ciudades tienen un teatro de títeres, y en algunos, las ciudades grandes tienen tres o cuatro teatros oficiales, todo es oficial, no había prácticamente independientes. Entonces uno dice pero que es la Cultura, la cultura es evidentemente lo más importante para que ese ciudadano piense que cada compañero sea lo más importante para él, pero en este momento lo que podría decirse están enfermos por el dinero y todo es dinero, y bueno claro que hace falta, pero es increíblemente espantoso. Entonces que podemos hacer nosotros, y hacemos Títeres, pero le llaman un arte menor sencillamente porque no entienden que el primer contacto del niño es la cultura, es el teatro; yo pienso que si una persona no tiene sensibilidad entonces no desarrolla la imaginación y es un animal evidentemente; y eso es tan feroz que no hay nada que pueda ser positivo dentro de toda la gente porque como puede ser posible que en  los países tan fuertes que tenemos hay miles de personas en la villa, en la pobreza, es espantoso el problema. Ahora, la cultura que es vital en el comportamiento humano es para una elite  y entonces eso no es servicio; la cultura debe ser un servicio público y de primer nivel, eso no aparece; fíjate que desde México hasta la Patagonia no hay una ley, al no haber una ley no puede hacerse mucho, y eso yo lo he vivido. No vamos a avanzar si este país, como todos los de Latinoamérica no se unen, no vamos a salir de esto.
Y los artistas tampoco se unen y el problema es que tampoco lo entienden, buscan triunfar y no entienden lo que es eso y lo que la oligarquía auspicia ¿a cuantos llega de los miles y miles de niños?
Todo lo que se hace en América Latina son eventos, Festivales pero eso no es parte de una política, no tiene continuidad, al no tener una ley todo es eventual entonces eso no sirve para nada.

¿Cómo están en Venezuela en el tema cultural en el marco del proceso de la Revolución Bolivariana?
Estamos en un momento en que Venezuela funciona bien en el sentido de que se está mejor, Venezuela ha dado un paso adelante muy grande, pero Chávez es un militar y no se si entienda o no el problema cultural.

¿No está atravesando un buen momento la cultura?
Totalmente y es que es muy difícil.

¿Cómo llegaste a Venezuela?
Me fui escapando de Argentina porque dieron un golpe militar y eso hizo que me quede en Venezuela e hice Tempo.
Yo tendría que haber ido a México donde me esperaban los compañeros pero el problema es que  el ferry que había para cruzar el auto había desaparecido unos cuantos meses y yo no podía cruzar el auto, entonces pude haber venido acá o allá, yo sólo esperaba a que salieran los cretinos, los militares argentinos que son unos asesinos, y bueno pero pasaron varios años yo no podía actuar, hacer lo que quería y lo hice en Venezuela en una ciudad muy pequeña que tiene más o menos ciento cincuenta mil habitantes, en Guanare que es la capital del Estado de Portuguesa,; porque es más fácil, mientras que la gente que está en una ciudad grande en un gran volumen de gente, es imposible prácticamente de operar.

¿Cómo funciona Tempo?
Tempo se mueve mucho hacemos unas  500 actuaciones por un año  con dos elencos pero yo quisiera tener 20 elencos para llegar a todos.
Al no haber un sistema cultural nosotros enfocado el trabajo en planes; tenemos cinco planes,  el Plan Rural que es el más importante que tenemos, el plan bandera con un promedio de cien a ciento veinte funciones por año. También está el Plan Urbano que ese lo hacemos en la sala, luego el Plan Estatal que llega a las ciudades y pueblos de todo Portuguesa,  después el Plan Nacional con el que hacemos giras por todo el país y tenemos el Plan Internacional haciendo giras y festivales en otros países.
En 1987 actuamos con una gira que duró dos años para llegar a muchos países de América Latina, la hicimos por tierra con un camión que llevaba todas las cosas del teatro, y yo adelantándome  con un  automóvil  para ir programando; hicimos más o menos quinientos cincuenta funciones en esos dos años. La idea era conocer a titiriteros, conocer a  todos los compañeros, lo primero que hacíamos era encontrar a un titiritero en una ciudad y ver como estaba, como trabajaba, como se alimentaba, cuales eran sus problemas.

¿Cómo encontraste la situación de los titiriteros en ese entonces?
Había muy poco, y no había un solo taller, había muy pocos titiriteros que lo sufrían bastante, por eso en Tempo fuimos haciéndolo y se hizo una infraestructura muy grande, en una ciudad chica yo hacía notas en los diarios sobre cultura, cultura, cultura y más cultura y ya decían “deje de joder Di Mauro”, ¿cómo que joder?, si esa es la base de todo, si se quiere una cosa tiene que hacerse a través de la cultura, el respeto humano, todo eso. Y bueno para que me deje de joder se hizo el edificio.
En el Tempo tenemos mucho, tenemos la sala, tenemos dormitorios para titiriteros, para festivales y para todo, y después tenemos una biblioteca que yo fui acumulando y cuando nosotros pudimos entrar a Argentina, cuando ya se fueron los animales, llevamos un camión para traer una biblioteca inmensa que era la que yo tenía en Argentina, y todo lo llevé a Tempo, y bueno me quedé, y bueno pudimos hacer cosas, y vamos a seguir haciendo.
Tenemos  muchísimas cosas, hay dos camionetas que salen a las seis de la mañana al campo y a las ciudades pequeñas y grandes, es decir trabajamos todo el día, tengo siete u ocho producciones para niños y tres para adultos, las de adultos van a las Universidades,  por supuesto hacemos de cada cien funciones para niños una o dos para adultos.
Tengo dos elencos que no es lo que yo pretendía, yo pretendía seis u ocho grupos  para que haya continuidad, yo no puedo pensar que todo es eventual, por ejemplo en nuestra provincia hacemos una o dos funciones al año en una misma escuelita, pero también tenemos los otros estados, tengo aproximadamente en treinta años unas siete mil funciones, pero no tenemos el personal suficiente.
Y para producir lo hacemos de las seis de la tarde a las diez de la noche, la misma gente produce, es un trabajo fuerte pero hay que hacerlo, se hace para eso, hay que tener pasión, mucho amor al ser humano y a los Títeres.

¿Esas funciones son subvencionadas?
Si, todo, porque todo es gratis,  nosotros tenemos un  sueldo.
Yo pienso que como lo vi en los países socialistas todo era gratis; sino uno dice ¿cómo va hacia el niño?.
El problema es eso, dignificar al Títere, hacer lo que ha dejado de hacer. Si para el niño el primer contacto que tiene con la cultura es el Títere, para  el desarrollo de la imaginación; si piensas tu que el hombre no tiene cultura es un animal, el niño pobrecito no tiene nada, no sólo no tiene pan, no le dan ni para comer.
Lo hacemos gratuito porque que va pagar un niño, nosotros no les cobramos, nunca, nunca; eso lo hacen los otros titiriteros.
Tenemos la sala pero era tal la demanda, que bueno el teatro tiene  más o menos ciento veinte o ciento treinta butacas, y la gente peleaba porque había trescientas personas y después había mucho más chicos porque era gratuito, y tenemos que salir también a las escuelas rurales.

¿Cuándo empezaste, en América Latina la parte Técnica no estaba muy desarrollada?
No, tuvimos que forjar muchísimo eso, en 1952 todo el año en Córdoba Argentina hicimos una especie de programa  para mejorar, toda la tarde ese año hicimos sólo eso, había cuatro o cinco personas porque era para nosotros, algunas veces venían maestras. Todo el año mi hermano Héctor y yo lo hicimos, él hacía cosas y yo lo veía  y él a mi,  y nos decíamos que estaba bien y que estaba mal, elaboramos eso todo el año y lo pulimos, y bueno para que  un titiritero pueda tener una base técnica viendo tanto, estudiando tanto, tuvimos una autopreparación y entonces empezamos con la obra de títeres de tal, hicimos Fausto, por acá en Lima también la hicimos en una sala grande cuando vinimos esa gira de dos años, hicimos como veinte funciones en un teatro lleno.

¿Tu trabajas sobre todo Títeres de Guante?
Me gusta porque es lo más fuerte que hay en el Teatro de Títeres, es lo mejor.

¿Algo que decir a los titiriteros que se  inician?
Que amen a los niños y a los Títeres, que amen a su profesión, sino hay amor a la profesión mejor que no sean titiriteros.

¿Es duro ser titiritero?
            No, es hermosísimo, viajas a todo el mundo y conoces la idiosincrasia de la gente y hasta donde ha llegado como ciudadano, uno no está aburrido nunca.

¿Un balance de todo este tiempo dedicado a los Títeres?
Que me gustó, nada más, y tenía la responsabilidad de hacer un mundo mejor, que todavía están esperando, que todo esto, que América Latina sea un país, es la única alternativa, sino no creo que esto prospere, una cosa son nuestro países , la tierra, la tierra es la que vale.



Entrevista concedida por Eduardo Di Mauro
Para  “Mil Vidas” en el Callao durante su visita a Lima para el “ I Taller Internacional de Teatro de Títeres “


Junio de 2010
Publicado en "Mil Vidas" no. 7 Julio 2011.

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