Jhonny Bravo después de ver la última función de la obra "El Buey y el Burro camino de Belén" del grupo Kusi Kusi, enero de 2019. Fotografía Martín Molina.
𝗟𝗼𝘀 𝘁í𝘁𝗲𝗿𝗲𝘀 𝘆 𝗹𝗮 𝗡𝗮𝘃𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗲𝗻 𝗟𝗶𝗺𝗮
Hace algunos años, algo que podía considerarse una entrañable tradición titiritera en Lima, era la temporada navideña del grupo Kusi Kusi. Cada diciembre, el elenco reponía una de sus obras más antiguas y queridas, un verdadero clásico de su repertorio: "𝐄𝐥 𝐛𝐮𝐞𝐲 𝐲 𝐞𝐥 𝐛𝐮𝐫𝐫𝐨 𝐜𝐚𝐦𝐢𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐁𝐞𝐥é𝐧", basada en el texto de María Clara Machado. Esta obra era incluso anterior a La Cabañita —aquella original construcción de troncos que fue demolida absurdamente por la administración municipal del alcalde Andrade— y conservaba, tras décadas de historia, muchos de sus títeres originales.
En algunas navidades presentaban "Cuento de Nochebuena", la hermosa obra de César de María, que completaba ese universo mágico y amoroso que caracterizaba las celebraciones titiriteras de fin de año.
Con el paso del tiempo, el grupo Kusi Kusi dejó los escenarios. Luego, Vicky partió a la eternidad. Las temporadas navideñas de títeres no volvieron más. Sin embargo, nos quedaron recuerdos inolvidables, como aquella última temporada de diciembre de 2018 y enero de 2019, cuando Vicky ya no estaba en actividad y Gastón reforzó el elenco con Pepito Ron y su esposa Carmen.
Qué hermoso fue presenciar esa función sin saber que sería la última. Fue una despedida en tono festivo, un supuesto “hasta pronto”, en el que coincidimos varios colegas para disfrutar no solo de la obra, sino también del encuentro. Entre ellos estaba nuestro querido Jhonny Bravo —quien también partió de este plano— y que, con la mezcla de picardía e inocencia que lo caracterizaba, nos regaló ese momento tan especial inmortalizado en la fotografía.
El tiempo pasa y todo cambia, dejándonos necesarias lecciones de impermanencia.
Hoy, la nostalgia se transforma en gratitud.
Gracias, Vicky, Gastón, Jhonny y a todos esos seres mágicos que la vida nos permitió conocer y disfrutar.
Gracias, vida, por esos instantes bellos que, por su profunda significación, se vuelven eternos.
Martín Molina
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