domingo, 7 de septiembre de 2014

Mágicas andanzas de Mágico Herrera


Reproducimos un hermoso texto publicado en su facebook por Mágico Herrera de Apu Teatro, el Mimo y Titiritero peruano que anda girando ya buen tiempo fuera de nuestro país:



LA FUNCIÓN DEBE CONTINUAR

Contra todo pronóstico de expulsión, salí con mi caja de títeres al parque calderón, a experimentar con nuevos curiosos y amantes de mi “novedoso” invento. Pues sucedió lo que esperaba, me echaron del famoso parque cuencano en donde está prohibido manifestarse artisticamente, donde no hay libertad de expresión, porque dicen: “perturba” la tranquilidad de los vecinos y transeúntes.
Me atreví a entablar una conversación alturada y diplomática con el policía municipal, tratando de hacerle entender la importancia del arte en la ciudad, pero no dio resultado, de igual manera me echo educadamente y sin discutir.
Pero como el arte y los artistas somos trasgresores y rebeldes en todas nuestras manifestaciones, volví a instalar mis títeres en la acera de enfrente, escondido entre dos árboles que se convirtieron en mis cómplices protectores, además del viento que me jugaba una pasada con su potente soplido, pero el sol me protegía del frío y motivaba mi buen ánimo.
Empezaron a llegar los curiosos, uno a uno y de a pocos, pero cuando sumaron cinco, apareció nuevamente el policía municipal muy incómodo de mi actitud desobediente, fue así que le increpe que habían otras personas trabajando en el parque, y yo era el único al que él estaba echando, pero levanto la voz enojado y me dijo:
“¿Si los otros comen mierda, entonces tú también comerás mierda?”
Le respondí utilizando su misma palabra energúmena:
“Si estamos en una guerra y no hay nada para comer, pues entre todos comeríamos esa mierda. Usted también está en la misma guerra, pero como soy generoso, lo invitaré a cenar en mi mesa, porque amo a mis enemigos”.
El hombre enfureció y me hecho con su gritos, hasta que luego se aburrió y se fue.
Evidentemente no le hice caso y me quede a seguir experimentando, pero me sentía totalmente triste y desmoralizado. De inmediato llego un niño que había estado viendo la escena, se sentó en la butaca, me dio un dólar y pidió ver los títeres. Hace mucho tiempo que mi cuerpo no temblaba de miedo por haberme enfrentado a la policía, pero la función debía continuar, entonces organice el espectáculo para el niño en el acto. Cuando estaba listo, empecé la obra aun con las manos temblorosas, pero muy despacio mientras sucedía la trama, se fueron serenando hasta la tranquilidad total, justo cuando sale la luna y el letrero de fin oscurece el pequeño teatrín en su interior.
El niño levanto al cabeza para verme y suspiro como cuando uno está enamorado, me conmovió su reacción y obviamente alimento mi espíritu que se recuperaba de la hostil situación, pero lo más sorprendente fue que el niño volvió con otro dólar y me pidió volver a ver la función, fue algo increíble que nunca me había pasado y que no podía comprender, entonces le repetí el show, introduciendo objetos nuevos y haciendo algunos cambios improvisadamente para que sea diferente. Finalmente se paró, me agradeció y desapareció entre la multitud, fue justo en ese momento que no pude contenerme más, me senté al lado de mis arboles protectores, baje la cabeza hacia el suelo y me eché a llorar desconsoladamente.
Estas experiencias solo se viven estando ahí, todo el día y a toda hora, es como una obra de teatro que no tiene fin, donde están contenidas una cantidad innumerable de emociones y sorpresas que se viven como la vida misma, por eso soy un artista, porque vivo en un pequeño teatro que a pesar de mi muerte nunca terminara.

MÁGICO

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